domingo, 14 de diciembre de 2008

Camino del calvario

Fernando Savater / La Voz Digital, 14.12.08.

...Opino exactamente lo opuesto que mi amigo Javier Elzo, cuando sostiene: «¿Una escuela libre de símbolos religiosos? No, rotundamente no. En estos tiempos de multiculturalidad, de encuentro de diferentes credos y religiones, yo veo una escuela pública, laica, en la que esté presente el crucifijo, sí, la media luna también y, en general, los símbolos religiosos de los alumnos que conformen ese centro docente. Sin olvidar, por supuesto, la simbología del no creyente (por ejemplo la paloma de la paz u otra)» ('¿El crucifijo en la escuela?', DV, 5-12-08). Compadezco al centro escolar que siguiendo este criterio deba hacer sitio además en el aula a un tótem apache o a un moai de la Isla de Pascua. Este abrumador guirigay de santería -en cuya confusión, por cierto, todo el mundo tomaría a la paloma de la paz por el Espíritu Santo- puede responder a las mejores intenciones pero desde luego no tiene nada que ver, ni de cerca ni de lejos, con el laicismo democrático.

Porque lo propiamente laico no es conceder relevancia pública a toda creencia religiosa, sino deslindar el espacio institucional público del ámbito privado de la fe o de la ausencia (y en su caso crítica) de cualquier fe. Lo primero que debe aprender el alumno al entrar en la escuela es que hay una esfera en la vida social que responde solamente a convenciones, estudios y razonamientos estrictamente humanos, compartidos por todos y que no necesitan refrendo sobrenatural ni aceptan censura de igual procedencia. Asumir dogmas religiosos o refutarlos es una opción intelectual a la que todo el mundo tiene derecho pero no se trata de un deber para nadie ni mucho menos para el conjunto de la sociedad. La polarización de España que a justo título teme Javier Elzo responde precisamente al olvido de este planteamiento y no a su puesta en práctica. Lo que menos podemos desear es un batiburrillo escolar de creencias opuestas y negaciones de las mismas (no olvidemos que cada creyente es ateo del resto de los dioses) que multiplique las banderías en nombre de la multiculturalidad en lugar de establecer los límites de la cultura democrática que todos debemos compartir. Lo cual ocurriría, por cierto, si -según parece desear el Ministerio de Educación- la presencia de símbolos religiosos o su ausencia se decidiera por votación entre los padres y alumnos de cada uno de los centros.

Resguardar a los educandos de tales enfrentamientos, que para los menores no suelen ser opción personal sino herencia familiar, es precisamente una de las funciones de la educación pública. Que naturalmente debe verse prolongada y confirmada con la ausencia de símbolos religiosos en otros campos institucionales, para evitar privilegios y malentendidos que enturbien la distinción entre lo necesariamente común y lo legítimamente particular. En teoría no parece tan difícil de entender pero por lo visto estamos condenados a no verlo reconocido eficazmente de hecho jamás.

2 comentarios:

  1. ¡¡¡Que foto tan llena de respeto!!!. ¿Saldrá también en cartas ateas?

    Un saludo,

    David Beltrán Ruiz

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  2. Ignorancia y falta de respeto, no veo otra cosa en este blog.

    Usted sigue buscando al estado laico. No lo va a encontrar. Porque en la constitución pone "aconfesional" y no "laico". Y si de verdad quiere, proponga una enmienda a la constitución, y eso sí, a ser posible que votemos todos los españoles, a ver si alguno le hace caso.

    "Lo primero que debe aprender el alumno al entrar en la escuela...". ¡Oh, qué bonito! Imponiendo a los hijos de todos los españoles una educación a "su" medida. ¿Usted tiene hijos? No hace falta que conteste, por si acaso le persiguen los católicos (ironías...), pero le animo a no meterse en la vida de los demás sin permiso, ya sean ateos o creyentes.

    "No olvidemos que cada creyente es ateo del resto de los dioses". No olvidemos que la ignorancia, a veces es soberbia. Parece mentira que no sepa que los católicos, judíos y musulmanes, creemos en el mismo "dios", en el Dios Único. En menudos berenjenales se mete.

    Por último, mi deber de recordar que un valor muy importante es la búsqueda de la verdad. Toda la verdad. La única verdad, no "su" verdad. Como dice Machado: "¿Tu verdad? No, la verdad. Y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela".

    Su solución no es justa. Porque al final sólo gana usted. Los demás creyentes nos vemos perjudicados por sus soluciones. La justicia también es muy importante.

    Un saludo,
    Uno

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